Muchas ventajas, tanto financieras como culturales, pueden provenir de invertir en arte contemporáneo. Al hacer una inversión en arte contemporáneo, algunas cosas a considerar son:
– El costo:
Por regla general, el arte contemporáneo es menos costoso que el arte tradicional o moderno, lo que lo hace más accesible a las personas con menos dinero de bolsillo. Además, las tendencias del mercado, la oferta y la demanda pueden afectar el precio del arte contemporáneo, brindando oportunidades tanto para la compra como para la venta.
-Trayectoria profesional del artista:
Es importante conocer la biografía, estética y proyección del artista cuya obra se quiere adquirir. Con el tiempo, el valor de la creación de un artista puede aumentar gracias al reconocimiento, los premios o la cobertura mediática significativa. Además, debemos prestar mucha atención a las personas jóvenes o altamente creativas que tienen el potencial de asombrarnos con sus ideas originales y creativas.
-La revalorización de la obra:
Por su carácter innovador, contemporáneo y variado, el arte contemporáneo tiene un alto grado de revalorización en el mercado. Si una obra de arte contemporáneo se convierte en un referente o símbolo de una época o de un movimiento artístico, su valor puede aumentar exponencialmente en un breve espacio de tiempo. Como inversión cultural, el arte moderno también puede producir ventajas fiscales.
-Tendencias artísticas:
Debido a que el arte contemporáneo cambia y evoluciona constantemente, es importante mantenerse al día con ellas en todo momento. Diversos medios y expresiones, como la pintura, la escultura, la fotografía, el videoarte, la performance o el arte digital, se incluyen en la categoría de arte contemporáneo. Antes de invertir en una de estas modalidades por encima de la otra, es práctico conocer más al respecto y asesorarse, ya que cada una de ellas tiene códigos, audiencias y lenguajes únicos.
A la hora de evaluar una obra en el mundo del arte, hay que tener en cuenta una serie de factores. El elemento más crucial es que sea independiente y no forme parte de una serie, puesto que la fotografía o la obra gráfica se valoran de manera diferente a las pinturas, según el artista. Se afirma además que «es fundamental que la obra o serie a la que pertenece haya sido validada por instituciones antes de ser vendida; por ejemplo, una obra que ha estado en un museo o centro de arte de prestigio tendrá más valor y demanda en el futuro que otro que iba directamente del estudio al coleccionista». Un último consejo es que, si se dispone de dinero, siempre es preferible seleccionar la obra más grande porque tendrá más potencial que la más pequeña o mediana.
¿Y qué debe considerar el artista? Examinamos tres ejes, que son, en pocas palabras, potencial artístico, validación y demanda, y expectativa y riesgo. En el primero, curadores, galeristas, críticos o instituciones analizan y evalúan los distintos aspectos artísticos que determinan el valor teórico del artista.
En otras palabras, es el nivel más alto de experiencia sobre la capacidad del circuito para certificar la calidad del artista en el futuro. El enfoque de validación y demanda de este análisis cualitativo está en valorar y examinar cada factor que influye en el valor actual y futuro de un artista y sus obras. Tomemos, por ejemplo, la demanda actual y su tipología (tipo de colector, internacionalización, volumen actual, etc.). Serán los factores primarios en la revalorización del artista en el futuro, y la validación que vaya logrando marcará las garantías obtenidas para que dicha revalorización no sea potencialmente una «burbuja».
No, según una perspectiva. En realidad, el arte emergente suele conllevar menos riesgos que el arte establecido. Invertir en artistas emergentes que se han desarrollado con una trayectoria sólida y comprobada, un crecimiento ininterrumpido e ideas claras implica el menor riesgo en la mayoría de los casos.
Si dividimos el número total de artistas en el circuito, podemos aproximarnos a que aproximadamente el 80% de los artistas del circuito global son emergentes, aproximadamente el 19% están en la mitad de su carrera y aproximadamente el 1% están establecidos. Si asumimos que esta estructura se mantiene constante en el tiempo, lo que sería normal, significa que 1 de cada 4 artistas emergentes (o el 25%) avanza realmente hacia la mitad de su carrera en términos de validación y evaluación, y 1 de cada 199 en la mitad de su carrera. Artistas de carrera (o el 05% de ellos) en realidad está avanzando hacia la consagración.
Podemos confirmar que el trabajo de nuestro artista en el mercado emergente tendrá mayor potencial de liquidez que nuestro trabajo de mitad de carrera, a priori, mañana. Esta conclusión se ve apoyada además por el hecho de que el volumen de demanda potencial (debido al acceso a los precios) es mayor en los emergentes que en los de media carrera y mayor en los de media carrera que en los establecidos. Porque tienen más clientes potenciales, explica.